La Vieja Escuela
La Vieja Escuela
Hice este retrato en Santoseso, Candamo, en la primavera de 2007. Hay algo especial que me une a este pueblo y que veo reflejado en estas fotos. Seguramente será por las historias que me contaba mi padre sobre la vieja escuela dónde le cogió gusto al estudio en aquellos difíciles años 50. Desde aquel entonces poco ha cambiado Santoseso.
La iglesia, los hórreos, los huertos con mil árboles frutales… Incluso la escuela sigue en el mismo sitio convertida en vivienda a orillas de la carretera de Grado, la misma carretera sin tráfico en la que jugaban aquellos críos de una posguerra rancia y de pantalón corto que pasó rápida como un tren de mercancías. Mi padre fue inmensamente feliz en aquel Santoseso de necesidades y rencillas que los críos no entendían pero intuían. Pasaron los años y las turbulentas aguas de aquel río volvieron a su cauce.
El viejo pasó su vida trabajando en Avilés después de formarse brillantemente en la Universidad Laboral como Maestro Industrial y tras su jubilación retorno a su aldea de Espinosa, a poco más de dos kilómetros de su adorada escuela. Murió tranquilo en el año 2015 y le enterramos en el pequeño cementerio, a poco más de 100 metros de la escuela. La gente ve pasar la vida de puntillas por Santoseso, sentados a las puertas de sus casas con mirada calmada.
Tan calmada como el agua del Nalón que serpentea en el fondo del valle llevándose el murmullo de una infancia que nunca volverá a jugar en aquella carretera de Grado por la que casi nunca pasaban coches, justo al lado de la vieja escuela de Santoseso. Hace 5 años de aquel adiós. Hoy sigues presente en nuestro recuerdo. No te olvidamos. Nunca lo haremos.