Aquellas tardes de invierno

Boal. Gonzalina Fernández Fernández, chacinera de Sampol, con los embutidos y la cabeza de cerdo en el horreo. Sampol, Boal. Febrero de 2006. ©Miki López/LNE
Días de Fina Lluvia
Caía una fina lluvia en Sampol (Boal). Subimos al hórreo por las enormes losas que formaban sus escaleras. Al abrir la puerta, un intenso olor a ahumados salió de la única estancia de la construcción. Embutidos de todo tipo colgaban de las hileras de listones que cruzaban de un lado a otro de la sala. Volvieron a mi memoria muchas tardes de invierno en los casetas de casa donde mi bisabuela ahumaba las ristras de chorizos que hacíamos tras la matanza. De allí salía impregnado del olor a humo y con la imaginación excitada por las miles de historias y leyendas que mi abuela me contaba al calor de una lumbre que se apagó hace más de 40 años. Hoy aquella caseta sigue en pie llena de trastos en desuso y de momentos que vienen a mi memoria observando el techo de tablas ennegrecidas, justo encima, sobre las varas de madera de las que ya sólo cuelgan los recuerdos.